Hospital Ramón y Cajal

Llegué hasta el hospital en mi bicicleta. Vale, quizá era algo arriesgado tratándose de Madrid, pero me daba igual, cuanto antes llegase al hospital... Entré casi a zancadas y pregunté a la recepcionista.
-Perdona, ¿Podría decirme en qué habitación está Olimpia Díaz? Creo que ha venido hace nada...-la recepcionista, sin levantar la cabeza de la revista que estaba leyendo, me señaló un cartelito en el que ponía segunda planta. Arqueé una ceja y decidí no insistir. Subí por el ascensor y fuí buscando de sala en sala hasta que encontré a Olimpia en una. Me metí las manos en los bolsillos, sonriendo.
-Hola.-dije casi con burla.

Me froté la nuca, buscando una excusa.
-Ya sabes la rapidez con la que corren los rumores en el colegio... me he enterado por los pasillos.-dije. Bueno, al menos podría colar...-¿Cómo no me has dicho nada, Oli? Esto podría ser alguna reacción al parto.-dije aunque sabía que Olimpia era muy tozuda y seguramente ni me escucharía, solo querría que me fuese de allí.

Me encogí de hombros, ante aquello no tenía repuesta...
-¿Qué más da cómo me haya enterado? ¿Es que acaso pretendías que no me enterase?-me crucé de brazos poniendo mis manos bajo mis axilas.-Esto es importante, Oli, y seamos sinceros...-me volví a encoger de hombros, torciendo la boca sin saber si la siguiente frase que diría iba a desencadenar una catástrofe.-Tú siempre estás enfadada y estresada... Es raro que nunca te haya pasado esto y justo te pase después del parto.

Alcé las cejas y negué con la cabeza.
-Tú no estás en condiciones de volver, Oli.-dije poniendo mucho énfasis en la última palabra.-No te puedo dejar ir... y si no atendemos a razones maduras, tendré que hacerlo como los niños a los que damos clases.-dije acercándome a la puerta y poniendo ambas manos en el umbral de la puerta, sin dejar sitio para pasar. Era verdad que Olimpia me sacaba una cabeza, pero en cuestión de fuerza yo gana y podría resistirme, así que no podría pasar por allí. Sonreí de lado con cierta burla.

Negué con la cabeza sin decir nada y acerqué mi cara a la suya arqueando una ceja como si le estuviese contando un secreto.
-Ríndete, Oli, será lo mejor...-contuve la tentación de cruzar los brazos.-O al menos hasta que te hagan unas pruebas y nos percatemos de que no pasa nada.

Arqueé una ceja, olvidándome de pronto del forcejeo cuando me la encontré tan cerca de mi cara y apoyé mi frente en la suya con una sonrisa burlesca.
-Me vas a tener que convencer si lo que quieres es marcharte...

Sonreí de lado, separándome un poco de la puerta. Bueno... teóricamente había ganado, al menos no iba a oponer resistencia, o eso creía yo.
-¿Llamo yo a la enfermera o tengo que hacer señales de humo por si tengo que quedarme a vigilarte por si te escapas?-me crucé de brazos.

Iba a replicarle a aquel comentario ofensivo, pero me fijé en que intentaba escapar y abrí mucho los ojos. En el último momento, salté a por ella y la cogí de la cintura, intentando no ser muy brusco pero sujetarla fuerte. La levanté por los aires como pude y la tiré a la cama, echándome por inercia yo encima suya porque agarraba muy fuerte. Puse una mano a un lado de su cabeza y respiré entrecortadamente. Intenté no pensar en nuestra cercanía y puse un dedi índice delante de su cara.
-Ni lo intentes.-dije victorioso.

Me encogí de hombros.
-Seré un niñato, pero conseguí lo que quería.-dije aunque no me refería al hecho de que Olimpia no pudiese escaparse. Fuí acercándome poco a poco a sus labios hasta que los besé castamente, esperando a que no se separase de mí.

Profundicé el beso, agarrándola de la nuca y atrayéndola más hacia mí. Comencé a bajar mis manos hasta su cintura mientras la besaba con pasión. De pronto, un carraspeo detrás mía me hice volverme de un salto. Una enfermera con cara de mala leche nos miraba desde el umbral de la puerta, con una libreta en la mano.
-Una chica me avisó de que tenía había aquí una enferma, pero veo que ya no precisan de mi ayuda...-dijo y se dio la vuelta, yo la paré con una mano.
-No, espere.-miré a Olimpia.-Ella es la enferma, se desmayó en mitad de una clase.-empecé a recobrar una respiración normal.